La visita toma como punto de partida la figura del Marqués de Valdecilla, cuyo retrato al óleo, pintado el año 1924 por el pionero del muralismo cántabro Gerardo de Alvear y expuesto en el recibidor de las tres torres, es el punto de encuentro para la última de las visitas guiadas a la exposición.
El marqués posa con la mies de su pueblo natal al fondo. La mies es el espacio destinado tradicionalmente a terrazgo. Es símbolo de riqueza. Con este cuadro el marqués está utilizando códigos tradicionales, campesinos para mostrar su prosperidad.
Ramón Pelayo de la Torriente marchó a la emigración con tan solo catorce años. En Cuba amasó una enorme fortuna gracias al azúcar (alimento y componente fundamental de explosivos) que le permitió retornar como indiano y emprender numerosas obras de beneficencia, destacando la construcción de la Casa de Salud Valdecilla, inaugurada el día de su cumpleaños, el 24 de octubre de 1929.
La siguiente parada en la visita guiada es el fantástico cuadro de Gloria Torner dedicado a la bahía que viene acompañado de una frase del poeta José Hierro en la que afirma que los cuadros de la artista son siempre iguales pero que, como las palabras de amor si son verdaderas, son también siempre distintos. Lo mismo cabe decir del conocido como "Espíritu Valdecilla": cambiar, adaptarnos es lo que nos hace ser los mismos desde hace casi cien años.
Son los jardines de Valdecilla, iguales pero distintos cada primavera, quienes mejor representan lo que somos, la síntesis de nuestra trayectoria: un camino de ida y vuelta que no deja de ir y venir de nuestro pasado a nuestro futuro, devanando en este movimiento continuo el presente.
Para el resto de paneles se propone recurrir al catálogo disponible en el A/Z de libros de la Biblioteca Marquesa de Pelayo.